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PROCESO AL TEMPLE

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Renacimiento del espíritu.

    El Tractatus Aurens de Hermes, que manejaron gnósticos alejandrinos y sabios árabes de Toledo, reitera la simbología de la Pascua como fase transformadora de la naturaleza del hombre (obligada Pasión).

Trata del hombre como piedra que lleva en su interior a un rey coronado que contrae esponsales con la «hija roja». De esta unión nacería el hijo que se alimentará con «nuestro fuego» para, seguidamente, dejar su esencia roja como la carne.

Esta primera transformación, seguida por el paso por las tinieblas, determina no sólo la muerte y resurrección del hijo sino también el hallazgo del tesoro.

El rey y la reina, simbolizados en la rosa blanca y en el rosa roja, respectivamente, hacen un llamamiento a los elegidos capaces de desentrañar la naturaleza del tesoro que encierra la materia filosófica: «Venid hijos de sabiduría, y alegraos, pues el dominio de la muerte ha pasado y el Hijo reina Ved que lleva el rojo ropaje y se ha vestido de púrpura…»

En la simbología de la alquimia, la fase rubedo o enrojecimiento producido por el fuego, afecta durante la obra, a la transformación de la materia y a la espiritual del adepto.

Daniel (3.25) relata que Nabucodonosor ordenó arrojar en un horno ardiente a tres santos varones y que pudo atónito comprobar que aparecían allí no tres sino cuatro hombres: «He aquí que veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos. Y la apariencia del cuarto es semejante a la del Hijo de Dios.»

El cuarto ser que surge del fuego, mediante la rubedo, es el espíritu inmortal del hombre, que debe surgir de la piedra y renacer, al igual que Jesús renació tras pasar tres días en el seno de la muerte, encerrado en una tumba de piedra.

¿Qué transforma la vida y la da sentido y belleza?, desde luego no es la peligrosa disociación entre saber y amar, que constituye frecuentemente el sentido del término esoterismo, sino la verdad que se desvela al conociente, en función de su calidad, de sus muertes y resurrecciones interiores, y de su capacidad de amar.

EL VUELO ABSTRACTO

VUELO ABSTRACTO

 Es la suma del arte de los brujos y el medio de acceder a la recapitulación, Su objetivo inmediato consiste en potenciar la atención  que  debe ser aguda y fluida para que, en un parpadeo, podamos saltar de una orilla a otra del abismo.Si no potenciamos la atención, nuestro yo queda dividido.No se trata de separar  nuestro cuerpo y espíritu sino entre el cuerpo, que alberga el espíritu o el sí, y el doble receptáculo de nuestra energía fundamental.

La dualidad del hombre no existe antes del nacimiento, pero a partir de entonces la dualidad entre cuerpo y espíritu se establece. Una parte de la dualidad se proyecta al exterior y deviene el cuerpo físico; la otra parte se proyecta al interior y se convierte en el doble. A la muerte del individuo, el cuerpo, la parte más pesada, se vuelve hacia la tierra y es absorbida por ella, y la parte más ligera, el doble, deviene libre. Como el doble nunca ha sido perfeccionado, sólo experimente la libertad durante un instante, antes de ser diseminado en el universo. Así morimos sin borrar nuestro falso dualismo entre el cuerpo y el espíritu, morimos de una muerte ordinaria.

Nuestra transformación ni siquiera nos es concebible. Por ello, conseguirla es la tarea básica de nuestra vida; todas las otras realizaciones humanas, con la muerte se desvanecen, por ello recapitular es la piedra angular del arte de la libertad.

 Al dominar la respiración, en la que se refleja las fuerzas duales: creación y destrucción, luz y oscuridad, ser y no-ser, nos percatamos que el dualismo cuerpo-espíritu es una falsa dicotomía. El dualismo verdadero se establece entre nuestro cuerpo físico, que alberga a nuestro espíritu, y el cuerpo etérico, que es el que alberga nuestra energía. El vuelo abstracto se produce cuando conseguimos que nuestro doble etéreo influya decisivamente sobre nuestra vida cotidiana. Dicho con otras palabras, se produce cuando nuestro cuerpo físico se hace absolutamente consciente de su valor energético, de su aura, momento en el cual penetramos en lo abstracto y adquirimos un modo de consciencia distinto. Momento en el cual se produce el paso a otra realidad e iniciamos el vuelo abstracto.

Esta nueva consciencia nos hace ver qué es lo que deseamos cambiar de nuestra vida. Para ello debemos formular nuestra intención, enunciar en voz alta nuestro deseo de cambio y comprometer nuestra consciencia para seguir con el proceso durante un plazo o toda la vida. A la par que aceptar los resultados que obtengamos con  distanciación, perseverando en el deseo de cambio.

La intención no deja de ser una forma de energía y Para concitar la intención uniremos las puntas de los dedos meñique y pulgar,como antena receptora de energía para fortalecer y sanar lo que los chinos definen por “deslizarse a través del ojo del dragón”. mediante la intención se atraviesa sin peligro el ojo del dragón.

La fiereza del dragón es el reflejo de nuestro temor. La mirada del dragón está vacía de toda expresión. El ojo interior, sin pasiones, es inmutable. Solamente refleja la inmensidad, la implacable indiferencia hacia el mundo de afuera. En Occidente, pasar por el ojo del dragón equivale a practicar el arte de la libertad que nos hace penetrar en el mundo de lo abstracto que reside en aquello que nos libera de la humanidad

El vuelo abstracto es lo mismo que pasar a través del ojo del dragón: es franquear un abismo incierto para llegar a un mundo que no puede describirse porque el hombre no tiene ni la medida ni las palabras adecuadas.El abismo está guardado por una puerta que nos veda la entrada al arcano del tiempo. Pero la puerta, bien visible, está siempre frente a nosotros. Para sentir su presencia, el espíritu deberá est<r en calma y el corazón sosegado.

VENERA

Los peregrinos utilizaban la concha para beber en ella, a modo de vaso. Los constructores la usaban para determinar con ella, levantada por su base plana, los ángulos que forma el sol en el mediodía de los solsticios y de los equinoccios.

Si se coloca la concha horizontalmente, a la altura de los ojos, sobre las nervaduras se hallan los ángulos esenciales de las estrellas sobre la línea del horizonte.

Como medio de lectura astronómica, la venera es similar a la que nos proporciona la mano del hombre.

La concha es un signo particular de la lengua de los pájaros. Corresponde a las dos diagonales de un cuadrado cruzado por un eje vertical. Este trazo, formando una X central y una P lateral, nos da el crismón, el signo crístico por excelencia: las iniciales del nombre de Cristo.

Los dos brazos superiores de la diagonal así formada, apunta el de la izquierda y el de la derecha a la del Can Mayor, la constelación de Santiago. Correlativamente, sobre estos brazos, se inscribe la Omega a la izquierda y la Alfa a la derecha. La Alfa indica la posición de las estrellas y la Omega la del sol. La P, en el centro, indica las posiciones lunares. Estos mismos signos se hallan con frecuencia en los menhires que marcan la ruta de Santiago.

Para los judíos y los primeros cristianos, la Pascua, anunciada por la luna, coincidía con un período de armonía cósmica. La Pascua se fija en función de la luna llena. Fijada la fecha de la Pascua, se descuentan 63 días para fijar la fecha de la septuagésima. La Cuaresma, a su vez, se sitúa cuarenta días antes de Pascua y la Ascensión cuarenta días después.

Catorce días después de la luna de marzo, y al domingo siguiente, se celebra la fiesta de Pascua.

  • La Quincuagésima se celebra 49 días antes de Pascua.
  • La Septuagésima se celebra 63 días antes de Pascua.
  • 40 días después de Pascua se celebra la Ascensión.
  • Pentecostés se celebra 10 días después de la Ascensión.
  • Corpus se celebra 4 días después de Pentecostés.

Alas cósmicas

Hermano

¡Bebamos la savia mística del Árbol de la Vida

en la Copa del Mundo! 

Únete al festín y a las libaciones, hermano,

y embriágate con la divina ambrosía, ellos

nos han acogido en su sagrado conventículo.

¡Hermanos, no somos rehenes de la muerte!

¡Nosotros somos los elegidos de los dioses!

¡La muerte no es la respuesta!

La respuesta está en el camino

y el camino es la Vida. 

¡Hermano, acompasa tu pulso a los ritmos del universo

y une tu alma al Alma Universal

!Somos seres de luz y armonía.

Ponte la flor en los labios y sígueme.

Renuncia a la esterilidad del ego

y abraza la fecundidad del nosotros.

¡Hermano, intégrate conmigo

en el flujo y el reflujo del Alma Cósmica!

El poder de la Oración

En 1946 se descubrió en grutas del Mar Muerto el llamado «Código Isaías», que entre otras revela algunas claves perdidas de nuestra función en la creación, y en especialmente el modelo de orar que tiene  el poder de sanarnos y darnos paz duradera.

Al orar del modo esenio experimentamos sus efectos pues cada oración es contestada.

Todo resultado y posibilidad, son aspectos de la creación que despiertan con la oración, pues el resultado deseado ya está creado.

Su clave es develar el misterio de la oración por el sentimiento.

La relación entre nuestro mundo interior de sentimientos y las condiciones de cuanto nos rodea están imbricadas. Y todo lo que atañe a salud, sociedad, clima, etc., son reflejo de la manera en que desarrollamos la vida interior. Nuestro mundo exterior de acción refleja nuestro mundo interior de sentimientos

La física cuántica ha experimentado recientemente con energías sutiles, y dan credibilidad al Efecto que nos enseña cómo acceder a las posibilidades ya creadas y traerlas a nuestras vidas, sintiendo que nuestras plegarias ya han sido respondidas.

El poder de este sentimiento trae a la vida a nuestras oraciones; al sentir gratitud por su cumplimiento, nuestros sentimientos producen campos de efecto, que llaman a  nuevas posibilidades a nuestras condiciones de vida.

Comprender que los resultados empatan con los sentimientos puede ayudarnos a entender lo que ocurre cuando parece que nuestras oraciones no son respondidas. como cuando oramos con enojo, celos o furia en nuestras relaciones,

Cada sentimiento experimentado genera una reacción única en nuestros cuerpos (la llamada química del amor y del odio).

Los mismos valores se dan para los sentimientos de afirmación de la vida, según respondamos con compasión, entendimiento, amorosa tolerancia y paz, experimentaremos estas condiciones en nuestros cuerpos, y en el mundo.

                             Documentado en The Isaiah Effect

Lamento

  • Señor, si tus enojos
  • hacer caer sobre miseria tanta
  • como aflige a cualquiera de tus hijos
  • ponle llanto en los ojos,
  • ponle abrojos debajo de la planta,
  • ponle arrugas y canas en la frente
  • pero déjale voz en la garganta,
  • porque bien sabes Tú, Dios providente
  • que no puede vivir el que no canta

                                             Fragmento poético 

                                            Poema de Gabriel y Galan

De Ley

La LEY que manifiesta el perpetuo cambio detrás de la cual se halla el Plan Cósmico, es el poder que rige el Universo. De ella forman parte todas las otras leyes, pues ella es eterna.

En el universo dinámico y cambiante el hombre ve como animales y  plantas crecen y mueren, y todo se sucede, acrecienta y reduce.

Cada sistema o cuerpo es regido por leyes sujetas a la única LEY que gobierna cuanto acontece, sea cual fuese su actividad, manifestación, energía, etc., Pues es la LEY la que crea Vida y Pensamiento

La vida cósmica, (adicción de la totalidad de vidas planetarias) y la Consciencia cósmica (adición de las corrientes de pensamiento) forman una unidad dinámica de la que el hombre es parte inseparable. Todo cuerpo pensante está permanentemente en contacto con esta unidad, y cada ser es una parte individualizada de su unidad, Ley o Luz Eterna.

El YO DIOS

       Los fenómenos espacio-temporales que tienen lugar en el cuerpo de un ser viviente en correspondencia con, la actividad de su mente, su autoconciencia o con otras acciones están estadísticamente determinados.

La indeterminación cuántica no desempeña en ellos un papel biológicamente accidental en los casos de meiosis, mutación natural o inducida por rayos, y otros fenómenos.

Las experiencias inmediatas, por sí mismas, y a pesar de su variedad y disparidad, no pueden estar en contradicción las unas con las otras

De las premisas: “el cuerpo humano funciona como un mero mecanismo de acuerdo con las leyes naturales”, y “es uno mismo quien dirige sus movimientos, cuyos efectos puede prever, con lo que puede aceptar plena responsabilidad sobre los mismos”, cabe inferirse: yo soy (en amplio sentido, es decir con toda mente consciente que pueda alguna vez haber dicho o haberse sentido “yo”) quien controla, de hacerlo alguien, el movimiento de los átomos de acuerdo con las leyes naturales.

En algunos medios culturales, que no admiten sino limitadamente ciertas ideas, puede resultar atrevido formular tal conclusión con toda la simplicidad adecuada. Decir, en términos cristianos: “Por lo tanto, yo soy Dios Todopoderoso”, suena a loco y blasfemo a un tiempo. Pero olvidemos por el momento tales connotaciones, y consideremos si semejante conclusión no es una muestra de hasta qué punto puede acercarse un biólogo a demostrar la existencia de Dios y la Inmortalidad.

La intuición en sí no es nueva. Sus primeras huellas se remontan a unos dos mil quinientos años o más. Desde los primeros Upanishads, se consideraba en el pensamiento indio que el reconocimiento del Atman como idéntico al Brahman (el yo personal igual al yo eterno omnipresente y omniabarcativo), lejos de ser una blasfemia , representaba la quintaesencia de la más profunda intuición acerca del mundo. El anhelo del discípulo del Vedanta consistía, tras haberlo aprendido a pronunciar con los labios, en llegar a asimilar realmente en su mente este pensamiento, el más grandioso concebible.

Posteriormente, de modo independiente -pero en perfecta armonía-, los místicos -en el acontecer de los siglos- han descrito cada uno esta experiencia única , Deus factum sum (me he convertido en Dios).

Este pensamiento, en la ideología occidental, ha seguido resultando extraño a pesar de haberlo defendido Schopenhauer y otros, y pese a que esos verdaderos amantes que al mirarse a los ojos que sus pensamientos y gozos son numéricamente uno y el mismo.

Otras consideraciones que caben añarirse, son: La conciencia se experimenta siempre en singular, incluso en los casos patológicos de conciencia escindida o doble personalidad, estas se alternan y no se manifiestan simultáneamente; En los sueños creamos al mismo tiempo diversos personales, de entre los que el “yo” se identifica a uno de ellos, a través del cual hablamos y actuamos, esperando la respuesta de otro personaje, sin percatarnos de que es uno mismo quien controla sus movimientos y su discurso al igual que hacemos con el propio.

¿Cómo puede surgir la idea de pluralidad? La conciencia se encuentra en sí misma en íntima conexión y dependencia con el estado físico de una porción concreta de materia: el propio cuerpo. Ahora bien, existe una gran multitud de cuerpos semejantes. De aquí que la pluralidad correlativa de mentes o conciencias aparezca como hipótesis muy sugestiva.

Ello lleva, casi inmediatamente, a inventar las almas, tantas cuantos cuerpos existen, y a preguntarnos si son mortales como el cuerpo o inmortales capaces de existir por sí mismas. La primera alternativa resulta molesta, la segunda ignora o descuida los hechos sobre los que descansa la hipótesis misma de la pluralidad

Estas hipótesis, deben ser suficientes para poner en duda la idea misma de pluralidad, que forma parte de todos los credos oficiales occidentales. ¿Acaso no significaría incurrir en estupidez mayor el tratar de descartar de esa idea sus burdas supersticiones , intentando ponerle “remedio” por el simple expediente de declarar que las almas son perecederas y quedan aniquiladas a las vez que sus cuerpos respectivos?.

La única alternativa posible consiste en atenerse sencillamente a la experiencia inmediata, “la conciencia es un hecho en singular”, no hay más que una sola cosa, y lo que nos parece pluralidad de cosas no son más que una serie de aspectos diferentes de esa única cosa, producto de un engaño (Maya); es la misma ilusión la que produce una galería de espejos o como Gaurisankar y el Everest, que resultaron ser el mismo pico visto desde valles diferentes.

Tenemos la mente ocupada de una serie de historias fantásticas que nos impiden reconocer y aceptar este hecho tan simple.. Aunque yo diga que hay un árbol detrás de mi ventana, yo realmente no veo el árbol; lo que yo percibo es la imagen que del árbolreal se forja en mi mente en virtud de no se qué ingenioso mecanismo. Si alguien a mi lado mira el mismo árbol, también él consigue formarse una idea del árbol en su alma. Cada uno ve su árbol (que se parecen notablemente) pero ninguno sabemos qué o cómo es el árbol en sí. La paternidad de semejante extravagancia corresponde a Kant. En el orden de ideas que considera a la conciencia como un singular tantum todo ello queda convenientemente sustituido por la afirmación de que evidentemente no hay más que un solo árbol, y que todo el asunto de las imágenes no son más que fantasmagorías.

Sin  embargo todos tenemos la indiscutible impresión de que la suma total de las propias experiencias y recuerdos forman una unidad, absolutamente distinta de las de cualquier otra persona. A esa unidad le damos el nombre de “yo”. ¿Qué es ese “yo”?.

Analizándolo de cerca, no es más que una colección de datos (experiencias y recuerdos) singulares, esto es, con el lienzo en que todos ellos se contienen. En íntima introspección, finalmente encontramos con lo que queremos dcir al referirnos al propiob “yo” que es esa materia prima que sirve de soporte a todos aquellos dtos. Si nos marchamos a un país lejano, perdiendo de vista a nuestros amigos, e incluso si nos olvidamos de ellos; pero adquirimos nuevos amigos con los que compartimos con ellos la vida con igual intensidad que con los anteriores. Cada vez va perdiendo importancia de acordarnos de nuestra vida anterior, mientras vamos viviendo la nueva. Podemos llegar a hablar de nosotros mismos en tercera persona: “el joven que era yo entonces”; de hecho, es probable que el protagonista de la novela que leemos nos resulte más emotivo, y ciertamente más intensamente vivo y mejor conocido que aquél. Y sin embargo, no ha habido ninguna ruptura intermedia, ninguna muerte. Aún en el caso de que un hipnotizador experto consiguiera aflorar nuestras antiguas reminiscencias, no sentiríamos que aquel yo hubiera matado a nuestro yo actual. No hay que deplorar la perdida de ninguna existencia personal en ningún caso

Ni tampoco habrá que deplorarla nunca.

Tomado de My View of the World de Erwin Schrödinger , Premio Nobel de Física 1933, descubridor de la mecánica ondulatoria, cuya ecuación de onda se convirtió en el núcleo de la moderna mecánica cuántica.